viernes, 3 de mayo de 2013




Tierra prometida  

Anoche vi Promised Land (2012) del director Gus Van Sant. Recomiendo esta película porque ilustra el modus operandi de las compañías que explotan un tipo de gas llamado de esquisto (en inglés shale gas), y cuyo método extractivo recibe el nombre de fractura hidráulica o fracking. Como las reservas de hidrocarburos comienzan a escacear, las petroleras se han dado a la tarea de perforar yacimientos hasta ahora inaccesibles con métodos no convencionales, que resultan muy contaminantes. El documental Gasland (que se puede ver aquí) explica en qué consiste esta nueva amenaza ambiental. 

El argumento de la película es el siguiente: dos empleados de una compañía gasera llegan a un pueblo de los Estados Unidos con la intención de instalar pozos de gas de esquisto en las tierras de los campesinos. Para obtener su autorización, no dudarán en emplear diversos métodos de manipulación, como apelar a la falsa simpatía, instrumentalizar la crisis económica para jugar con las esperanzas de la gente, prometerles, incluso, que se harán ricos, o suplantar a los grupos ecologistas. La película muestra también cómo las compañías fichan a los posibles opositores a sus proyectos, con el fin de neutralizarlos.

La película puede ser vista como una advertencia de los métodos empleados por las compañías gaseras y la manera de oponerles resistencia. Dudar, mantener el espíritu crítico y no fiarse de las apariencias son las lecciones de esta película. Documento imprescindible para todas aquellas comunidades amenazadas por la avanzada de las multinacionales extractivas.  

El propio Gus Van Sant dice: “la voracidad de las compañías es tal, que parece que en lugar de explotar los recursos estuvieran librando una guerra. Es tal vez porque ciertas compañías petroleras que nos “ayudaron” durante las guerras de Irak y Afganistán, también poseen filiales dedicadas a la extracción de gas de esquisto”. [Fuente: Libération, 16/04/13: “Gus Van Sant : Ce n’est pas tant un film politique qu’un film sociologique”]

Promised Land ha fastidiado a las compañías gaseras, que no quieren ver sus métodos expuestos en la gran pantalla. Razón de más para no perderse esta película.