domingo, 18 de marzo de 2012




El vídeo que el gobierno no quiere que veamos, (2012) refiere el brutal desalojo de los campesinos que se oponen a la construcción de la represa del Quimbo de la multinacional ENDESA en el departamento del Huila (Colombia).


El impacto social y ambiental de las hidroeléctricas

“Alrededor del mundo se está construyendo represas colosales. El 60% de los ríos del planeta están alterados de esta manera -informa Le monde-. Oficialmente, se trata de aumentar el acceso de las poblaciones locales a la electricidad y apoyar el crecimiento económico. Pero, en realidad, si las grandes empresas del norte y las instituciones financieras internacionales se abalanzan sobre los ríos de los países del sur para construir gigantescos diques social y ambientalmente desastrosos, es debido a los negocios jugosos y sin riesgo que están en juego”.

“Si tantas represas están en construcción es porque son masivamente subvencionadas -señala Ronack Monabay, representante de la asociación Amigos de la tierra-. Con 72 mil millones de euros en prestamos en 2010 (y 900 millones de euros desde 2003 para las represas del sur), el Banco Europeo de Inversiones (BEI) es el primer socio de los fondos internacionales, por delante del Banco mundial (con 57,8 mil millones de euros). Desde 2003, un tercio de los prestamos para energía acordados por el BEI en África son para centrales hidroeléctricas. La lógica es doble: abrir negocios jugosos para las grandes empresas [europeas] como EDF o GDF Suez y disponer de electricidad barata para la industria (principalmente minera), con el fin de producir bienes destinados a la exportación”.

En cambio, las poblaciones locales, cuyos modos de vida se ven gravemente afectadas no obtienen ningún beneficio. “En Camerún, por ejemplo, el BEI financiará la represa de Lom Pangar, para permitir la expansión de una fábrica fundidora de aluminio, a pesar de que la mitad de la población no tiene acceso a la electricidad”. Ese es también el caso del proyecto Hidroaysen (de ENDESA), en Chile, que busca saciar el apetito energético de las multinacionales mineras que operan en el norte del país, aún al precio de inundar bastos espacios naturales en la Patagonia y afectar a los pobladores más pobres.

Por otro lado, las tierras de cultivo y los bosques inundados bajo los millones de litros de agua de los embalses “generan la descomposición de numerosas materias orgánicas que liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero (principalmente metano y óxido de nitrógeno, que son 25 y 300 veces más poderosos que el CO2). Con lo cual, las presas son responsables del 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, es decir, más que el transporte aéreo".



Además, las represas trastornan de manera irreversible el curso del agua y los ecosistemas, provocando la desaparición de los peces, que se ven afectados por la destrucción de su hábitat y de las áreas de desove, por los cambios de temperatura, la perdida de oxígeno y por las barreras que impiden la migración y el intercambio genético.

El sapo del aerosol (Nectophrynoides asperginis) que habitaba en las cataratas de Kihansi en Tanzanía fue diezmado por la construcción de una represa que redujó en un 90% el caudal del agua. Hoy está extintó, señala  la UICN.

"Los pobladores locales también se ven fuertemente afectadas. En el último siglo entre 40 y 80 millones de personas fueron desplazadas y 472 millones fueron afectadas río abajo por la disminución de las tierras fértiles" (que ya no reciben los sedimentos nutritivos que transportaba la corriente, lo cual aumenta el uso de fertilizantes químicos), por la disminución de los recursos pesqueros, así como por el deterioro de la calidad del agua, que provoca enfermedades, e, incluso, por la deforestación” de los terrenos inundados.



“Así como las venas traen sangre a cada parte de nuestro organismo, un río es la sangre que da vida al ecosistema. Cuando nuestras arterias están obstruidas podemos tener un infarto. De la misma manera, una represa es una obstrucción arterial del planeta”. Declara Vandana Shiva.

En China, por ejemplo, la construcción de la presa de las Tres Gargantas “ha aumentado el riesgo de deslizamientos de terreno y de terremotos, según los geólogos. Especies fluviales del río Yangtsé han sido declaradas oficialmente extintas a causa de la contaminación y de las algas, que se acumulan en lugar de ser drenadas por la corriente”. Entre las especies así exterminadas se cuenta el delfín de río chino, que integraba, junto al del Amazonas, del Plata, del Indo y del Ganges, la rara familia de los delfines de agua dulce. Con lo cual, ya solo quedan 4 especies de este tipo, todas en peligro de extinción.

Por estas razones, Amigos de la tierra “exige a las instituciones financieras que adopten una moratoria sobre el financiamiento de las grandes represas, y que respeten algunos principios tales como la consulta a las poblaciones concernidas y la realización de estudios independientes sobre energías alternativas como la solar o la eólica”.



Campaña contra el proyecto Hidroaysen de ENDESA, en Chile.


Patagonia sin represas (2009): Interesante documental que ilustra la serie de problemas sociales y medioambientales que generan las represas, con base en el análisis del proyecto Hidroaysen, de ENDESA. Partes 1, 2, 3, 4, 5. También se puede ver completo aquí.

Links:
Le Monde, 13/03/12 “Ces grands barrages hydroélectriques controversés”.
Les amis de la terre 12/03/12 “A qui profitent vraiment les grands barrages?
Wikilibros "Impactos ambientales de las presas hidráulicas".
Página web de las asociaciones que se oponen al proyecto Hidroaysen: Patagonia chilena sin represas.
Reportaje de la televisión española sobre el conflicto en torno al proyecto Hidroaysen de ENDESA: ver el vídeo.
Vídeo de International Rivers sobre la responsabilidad de las hidroeléctricas en el cambio climático: "Wrong Climate for Damming Rivers".

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